Terry Pratchett – El color de la magia (Mundodisco #1)

Si os soy sincero, nunca he sido de esas personas a las que su cumpleaños quita el sueño; arañar otra muesca más a la pistola que terminara mi vida solo me sirve para escribir metáforas tan pretenciosamente gratuitas como ésta, y a veces ni eso. Pero este año me han regalado uno de los mejores cumpleaños que recuerdo, y uno de los días divertidos que tendré la suerte de vivir. De entre todo lo que pase aquel dia quiero destacar, porque es lo que nos ocupa, la apuesta que hicimos un amigo y yo: yo le regalaría un libro de Lovecraft (casualidades de la vida, cumplimos años el mismo día) y el me regalaría un libro de Pratchett, autores a los que ninguno de los dos habíamos leído, respectivamente. Pasada la resaca cumpleañera pude leer el primer tomo de Mundodisco  y… bueno… es triste pensar que si no hubiera sido por esta frivolidad nunca me hubiera animado a leer al bueno de Terry… Va por ti, Juanky.

Si, es verdad, se que soy un asqueroso hereje y merezco que escupan en mi tumba, pero al menos lo reconozco: jamas leí a Pratchett por prejuicios, porque nunca me atrajo su obra ni su celebérrimo Mundodisco. Se, también, por leer multitud de blogs literarios, que Terry Pratchett es algo así como un dios para los frikis de todo el internet, así que mi confesión puede haber hinchado más de una vena. Tomaos esta reseña como una penitencia en la que pienso expiar parte de mis pecados, golpearme bien fuerte con una fusta de siete látigos, caminar un kilómetro sobre brasas al rojo, y hacer un maratón de Cine de Barrio por haberme negado a leer al que posiblemente sea el autor que más me ha divertido y más carcajadas me ha arrancado en una lectura.

Terry Pratchett es ese excéntrico mercader que te vende baratijas en un RPG 

Como he dicho ya, Terry Pratchett es conocido universalmente, casi todo el mundo ha oido hablar de su obra, sobre todo Mundodisco, por lo que simplemente me limitare a ilustrar someramente a los que hayan estado viviendo bajo una piedra. O solo lean la Cuore. Sir Terry Pratchett (con un par) fue un prolífico autor de fantasía y ciencia ficción británico, recientemente fallecido, creador del universo de fantasía Mundodisco, cuya influencia en el genero fantástico, tanto en literatura, como en el cine y el videojuego es inabarcable por la enorme creatividad y originalidad de sus historias y por su sentido del humor, que ayudó a revitalizar al género y privarlo de toda esa solemnidad que venía arrastrando. Su obra ha sido adaptada a numerosos medios, sobre todo Mundodisco, su saga de novelas más exitosa y longeva. Este libro es el primero de todos, y aunque cada tomo es independiente del resto, creo que este primero si se enlaza ligeramente con el segundo, al menos las desventuras de sus personajes respetan una cierta continuidad.

El Color de la Magia nos introduce de lleno en el peculiar universo de Terry Pratchett, un mundo de fantasía de tintes medievales y rurales británicos con forma de disco plano sostenido sobre cuatro elefantes sostenidos, a su vez, por la gran tortuga galáctica A’Tuin, que surca el universo perezosamente con todo este conjunto sobre su caparazón. Este mundo esta habitado por hechiceros, magos, héroes, rufianes, asesinos y bandidos, dragones, dioses ancestrales… todo lo que uno esperaría encontrar en una obra de fantasía… salvo que en esta hay una tortuga gigante galáctica, así que podéis imaginaros que nada es lo que parece: aquí los magos no son esos personajes honorables y sabios, ni los héroes hércules valientes y desinteresados que luchan contra el mal, aquí cada uno es hijo de su padre y de su madre, y hay desde cobardes ineptos incapaces de lanzar un hechizo hasta brutos con complejo de divas o simplones hipertrofiados. Y la historia, si cabe, es casi tan surrealista y delirante como su astronomía…

Los viajes de ácido son oscuros y albergan horrores

Esta es la historia de como a Mundodisco llega un visitante único, extraño, acompañado por un baúl con cientos de patitas: Dosflores, un turista. Ávido de experiencias y con una actitud aventurera y optimista, este intrepido turista esta dispuesto a saborear al máximo los encantos de las tierras de Mundodisco. Para ello contara con la inestimable ayuda de Rincewind, un mago cobarde e incompetente, rechazado de la universidad por no ser capaz de aprender mas de un hechizo que malvive tramposamente en los tugurios de la capital, Ankh-Morpork. Juntos vivirán multitud de desventuras de todo tipo, en las que conoceremos a pintorescos personajes como Hrun el chimerio, una parodia intelectual de Conan el bárbaro; la reina de los dragones, una amazona semidesnuda que siente que se le esta pasando el arroz y cabalga a estos seres mágicos, que en esta mundo solo se materializan si crees en ellos; los habitantes del borde de la circunferencia, en plena carrera espacial; la Muerte, un personaje más, que se pasea segando almas y persiguiendo al desgraciado Rincewind… Sería un delito seguir desvelando más puntos de la historia, el factor sorpresa es vital para disfrutar estas novelas, así que no seré yo quien os prive de tan necesaria virginidad.

Quien se enfrenta por primera vez a Pratchett pasa por tres fases: sorpresa, carcajada, y admiración. Partamos de una ocurrencia, una descripción o una situación, el esquema muchas veces se repite; el lector de primeras se enfrenta a una escena que empieza como algo normal y termina por desembocar en una situación rocambolesca, cuando no simplemente surrealista, tales son las leyes que imperan en el universo pratchiano. Pero, de repente, el lector comienza a entender la situación, y con la comprensión, llega el estallido de risa, y no estoy hablando de una sonrisa o un suspiro en plan «je, que gracia», no, no, hablo de una carcajada que no se puede esconder. Y por ultimo, la admiración, porque uno empieza a hacerse preguntas, como qué clase de imaginación efervescente tenia este hombre en su cráneo, qué clase de monguis ingería para idear ocurrencias tan disparatadas, situaciones tan divertidas, pero sobre todo, fantasías tan creativas y originales.

El universo de Mundodisco esta trazado minuciosamente, de forma casi enciclopédica, guardando mas semejanzas, diría yo, con autores como Stanislaw Lem que con Tolkien, G.R.R Martin o C.S Lewis. Y se que es extraño decir que un mundo fantástico tiene más en común con las creaciones de un escritor de ciencia ficción, pero su parecido diría que se encuentra más en el contenido que en lo estético. Me explico. Las primeras paginas de la novela es una descripción astronómica del universo pratchettiano, es decir, la tortuga, los elefantes, etc; este tipo de descripciones están tan elaboradas, tienen tantísimos matices, ejemplos con que ilustrar, terminología única que no solo resulta creíble, sino que podrías estudiarlo en clase y entraría en un examen… y podrías suspender. Stanislaw Lem, en su obra Solaris, inventa toda una ciencia, la solaristica, que bebe de la biología, la psicología, la bioquímica, la física y la geología y la dota de literatura científica propia, efemérides, terminología, referencias, llegando a resultar una ciencia tan real y solida como las anteriormente citadas; pero si ya lees su Ciberiada, donde las leyes físicas y las invenciones de sus constructores desafían toda lógica humana, descubres que Solaris no es más que la punta del iceberg en lo que a construcción de mundos imaginarios se refiere. Este, diría yo, es el rasgo más destacable del universo pratchettiano, su descripción exhaustiva, coherente y creativa de cada elemento del que se compone éste. Es muy diferente a lo que podemos encontrar en otros universos de pura fantasía, cuyas referencias son rastreables, como Tolkien, que bebe de la mitología germánica y católica, que aun siendo un universo también construido con mucho detalle -nadie cuestiona el perfeccionismo lingüístico del sudafricano a la hora de dotar de una identidad a sus razas- no deja de ser eso, mitología ya conocida, cosas fácilmente imaginables, muy alejado de lo que hace Pratchett, que trabaja con elementos totalmente originales, y aquellos que toma prestados les da otra vuelta de tuerca, como a esos dragones incorpóreos, o a la magia. Bueno, la magia en Mundodisco merece un apartado por si sola. Pero esta construcción exhaustiva del mundo no solo sirve para que el lector se sumerja, el humor y la comedia se sustentan en gran medida de esta descripción. Sin embargo, son las situaciones y desventuras de los personajes las que provocan los mayores estallidos de hilaridad. El humor de Pratchett es muy británico, muy Monty Phyton, juega mucho con el absurdo y la tontería más que en chistes muy elaborados, en su simplicidad reside su autenticidad, y no cae en el mal del cómico: hacerse el gracioso.

Nuestros protagonistas en su estado natural. Y si, Dosflores es un guiri americano 

El lenguaje utilizado no es uno particularmente complejo, pero es rigurosamente descriptivo, objetivo y, a veces, científico,  por eso resulta tan gracioso encontrar que los comportamientos reproductivos de las tortugas siderales o la huida histérica de un dios oscuro están escritos con el mismo tono analítico y socarrón; y aunque esto pueda sonar contradictorio, creadme que me entenderéis al leer el primer párrafo. Las descripciones de Pratchett no son las extensísimas y ampulosas descripciones de Tolkien; pocas veces llega a resultar pesado. Sin embargo, no todo son virtudes, y es que a veces las situaciones o las explicaciones son excesivamente confusas por lo disparatadas que llegan a ser, hay ciertos pasajes que se han de leer más de una vez para entender que esta intentando contarte; aunque la mayor parte de la lectura es sencilla y distendida, hay puntos en los que la concentración del lector es puesta a prueba, y no siempre a causa del lenguaje: esta claro que nosotros, patéticos mortales, no podemos alcanzamos el nivel de imaginación del autor, es imposible.

Internarme en las tabernas, participar en las luchas entre truhanes y calaveras, recorrer los paisajes fantásticos y coloridos de Mundodisco ha sido una experiencia como pocas se pueden encontrar en los libros. He disfrutado cada párrafo, me he reído con cada chiste, y he admirado cada mecanismo, cada ley y cada elemento que sostienen el universo de Pratchett. Se que no he descrito apenas la historia, pero creedme, sería un sacrilegio privaros de una experiencia tan divertida por mis spoilers, aunque sean pequeños, pues es en los pequeños detalles donde reside la magia de esta saga. Es mi forma de animaros a que la leáis. Por mi parte, no creo dejar huérfana a esta reseña, creo que Mundodisco aun tiene mucho que ofrecerme, y aun tengo mucho que compartir con vosotros. Muy pronto veréis el segundo tomo por mis dominios.