Música

Tomita – Snowflakes are Dancing

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Snowflakes Are Dancing – 2:10

Reverie – 4:44

Gardens in the Rain – 3:41

Clair de lune – 5:48

Arabesque No. 1 – 3:57

The Engulfed Cathedral – 6:18

Passepied – 3:17

The Girl with the Flaxen Hair – 3:25

Golliwog’s Cakewalk – 2:50

Footprints in the Snow – 4:30

2016 ha sido un año fúnebre para la música. Hemos visto como estrellas del rock desaparecían del firmamento, algunos en forma de fulgurantes novas, como David Bowie o Prince, otros, como Keith Emerson, en un resplandor mas humilde, pero con similares ecos de eternidad. Sus nombres han pasado a la historia y sus muertes, mas que un final para su obra, han sido un nuevo capitulo, pues nuevas generaciones, tras la triste noticia, han descubierto nombres y sonidos que desde hacia mucho tiempo no ocupaban minutos en el noticiario. Por desgracia, no todos gozaran de esta suerte, pues hubo otro hombre, tal vez no tan recordado, pero si igual de innovador y revolucionario, que también nos dejo este año: Isao Tomita.

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Tomita domando a la bestia de cables y juntas que era el sintetizador Moog

Seguramente el nombre no os diga nada, sin embargo, Tomita fue un pionero de la musica electrónica, un vanguardista que consiguió poner en escena, gracias a sus variaciones de piezas clásicas orquestales, el sonido del sintetizador y mostrar todas las cualidades y posibilidades del mismo. Siguiendo la estela de otros músicos como Wendy Carlos a finales de los 60, Tomita seleccionaba composiciones de, por ejemplo, Mussorgsky o Holst, y las reinterpretaba utilizando su sintetizador Moog y todos los adelantos tecnológicos de entonces, dotándolas de un sonido único, mas espacial, cósmico, añadiendo oscuridad  a las piezas mas siniestras, color y sonido a las mas luminosas, creando atmósferas enrarecidas de otro mundo. Por supuesto esto no ocurre con todas. A veces el tratamiento por sintetizador puede destruir o hacer excesivamente estridente algunas de las composiciones, muchas que se caracterizaban por su delicadeza a veces se vuelven algo frívolas a causa de los bamboleantes sonidos y los trasnochados efectos electrónicos, como si de una banda sonora de película de serie B se tratara.

Reverie

En este álbum Tomita seleccionó y transformó diferentes piezas del revolucionario compositor francés Claude Debussy, respetando su esencia y añadiéndole su distintivo toque personal. Aunque la mayor parte de ellas son perfectamente reconocibles, hay algunas variaciones que añaden originalidad y frescura al conjunto. Tomita no se limita solo a realizar un sentido e iconoclasta homenaje, al igual que Debussy, el japones crea nuevos sonidos y variaciones que llegan incluso a modificar el tono, haciendo a veces irreconocible la melodía original. El disco comienza con Snowflake are Dancing, que transmite el mismo aire ominoso e invernal de la pieza original y lo dota de un toque mas cósmico gracias a las enrarecidas campanas y los tintineos; y lo que pareciera el baile de los copos de nieve al caer -como reza el titulo- se convierte una lluvia de titilantes estrellas fugaces en la noche. Reverie nos envuelve en una ensueño placido, y los oscilantes toques de theremin, unidos a los coros sampleados, potencian esa sensación onírica. Gardens in the rain es una mezcolanza anárquica y algo sobre-saturada de todo tipo de sonidos electrónicos y espaciales. Llegamos así a Clair de Lune, probablemente la pieza a piano mas famosa de Debussy, un remanso de paz y delicadeza que el sintetizador sabe respetar y reforzar con el eco de unos violines y los enrarecidos efectos cristalinos. Al sustituir todos los instrumentos por un sintetizador, el título de esta pieza toma un significado mas literal. Arabesque n.º1 es de las pieza mas marcianas, y a la vez mas populares del álbum, hasta el punto de ser cabecera del programa español de los ochenta Planeta Imaginario.

Clair de Lune

The Engulfed Cathedral es un tema plenamente atmosférico que nos sumerge en una ceremonia solemne con sus campanas y coros sampleados, interrumpidos aquí o allá por el ondulatorio sonido del sintetizador. En cambio, Passepied es mas jugueton, prodigo en efectos, silbidos y campanillas que se unen y entrelazan en un nervioso  bailoteo. Siento a The girl with the flaxen hair algo intrascendente,  como si el sintetizador hiciera más mal que bien al original que acaba en mal intento de emular la languidez de Reverie. Una sensación parecida me queda con el siguiente tema, Golliwogg Cakewalk, cuyo extraño sonido a consola retrofuturista se me antoja desagradable, y en general sobrecargado de efectos estridentes. El álbum cierra, al menos en la primera de sus ediciones, con Footspring in the snow, una pieza silenciosa e insinuante, muy sutil en sus arreglos, que recuerda al susurro de la hierba de la estepa, mecida por el suavísimo viento.

The Engulfed Cathedral

En la edición deluxe de 2001, Tomita añadió su reinterpretacion de Preludio a la siesta de un fauno -porque qué es un recopilatorio de Debussy si ignoras su gran obra-, 10 minutos que pueden resultar un poco árido por lo contenido del sintetizador en sus primeros tramos y lo estrafalarias que pueden resultar sus ultimas melodías.

Los mas de 40 años de Snowflake are Dancing le han pasado factura al sonido entonces fresco y original del sintetizador. Sin embargo, es innegable la calidad, la imaginación y la capacidad de sugestionar de este tipo de música, tan lejana a nuestro mundo que parece obra de talentos ajenos a nuestra realidad. No es un álbum perfecto, los mas conservadores no le perdonaran haber transformado al piano de Debussy en una amalgama palpitante de silbidos, tintineos, campanas, voces y arpas electrónicas; seguramente muchos otros se sientan repelidos, ademas, por el espíritu orquestal tan marcado, sin letra ni instrumentos conocidos, y la inexistencia de una estructura familiar. A quien sepa perdonar la edad, la arcaica composición y la extravagancia del estilo de Tomita, le aseguro que va a experimentar un viaje maravilloso a las estrellas a un clic de Spotify.

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